Aconcagua - Nutricionista y académica de la Facultad de Salud de la Universidad de Playa Ancha (UPLA) advirtió que no es una dieta para todos, pues tiene una serie de restricciones, como por ejemplo: personas con enfermedades crónicas, con trastornos de la conducta alimentaria, tendencia al estrés y ansiedad.
Hace algunas semanas, una conocida modelo nacional hizo noticia cuando se informó que la Secretaría Regional Ministerial de Salud la multó con 400 UTM (cerca de 21 millones de pesos), por reincidir en la práctica de “Water Fasting”, un extremo ayuno que consiste en solo consumir agua por más de 20 días.
Más allá de eso, el mayor peligro radica en la gran cantidad de seguidores que tiene en sus redes sociales, lo que sumado al culto a los cuerpos estilizados, constituye un verdadero riesgo para las jóvenes que centran su autoestima en el aspecto físico.
¿En qué consiste esta dieta y qué contraindicaciones tiene?
La nutricionista María José Silva Montenegro, académica de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), explica que la primera opción para perder peso es la restricción continua de energía. Sin embargo, a muchas personas les resulta difícil adherirse a esta dieta, porque la ingesta de alimentos debe limitarse todos los días. Debido a esto, está la opción de restringir calorías solamente en ciertos momentos del día o ciertos días a la semana. Esta estrategia es lo que se conoce como ‘Ayuno Intermitente’, la cual puede definirse como una abstinencia voluntaria de alimentos y bebidas por períodos específicos y recurrentes.
“Es una dieta que no es apta para todas las personas, primero que todo. No es apta para diabéticos o personas que tienen enfermedades crónicas, como por ejemplo, en pacientes diabéticos, pues puede causar una cetoacidosis diabética, poniendo en riesgo su vida. Tampoco se indica en personas que padecen o han padecido trastornos de la conducta alimentaria, tendencia al estrés y ansiedad. Más bien, está enfocada como una dieta de moda para la población sana, joven. Hay estudios que dicen que sí favorece, por ejemplo, al control de la insulina de pacientes con resistencia a la insulina, pero no son ayunos de dejar de comer, sino que se debe hacer en intervalos de tiempos específicos”, dijo la profesional.
Agregó que, por ejemplo, se puede establecer intervalos de 12 horas donde se organicen las comidas, y 12 horas donde se ayune; aunque algunos estudios proponen un ayuno de 16 horas y la ingesta durante 8 horas restantes. También existe la alternación de días, que consiste en limitar la ingesta calórica a un máximo de 600-800 calorías diarias durante dos días a la semana, que no deben ser consecutivos, pero este último no lo recomienda, ya que no cubre ni siquiera las calorías del metabolismo basal (cantidad de calorías que necesitamos durante 24 horas para sobrevivir estando en total reposo).
Agregó que, si bien esta dieta no tiene un impacto relevante en la baja de peso, sí favorece los procesos metabólicos, a través de los efectos en los ciclos circadianos (cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas). Además -dijo- , luego de 12 a 16 horas de ayuno, el cuerpo humano entra en un estado fisiológico de cetosis caracterizado por niveles bajos de glucosa en sangre (disminución del depósito de glucógeno en hígado) y la producción hepática de cuerpos cetónicos (sustancias químicas que se acumulan cuando el cuerpo comienza a utilizar la grasa como fuente de energía). María José Silva precisó que el organismo cambia el uso de glucosa como fuente de combustible por ácidos grasos y cuerpos cetónicos, necesarios para alimentar las células durante el período de ayuno. Además, las respuestas sistémicas y celulares durante el estado de alimentación refuerzan el rendimiento mental y físico, aumentando la resistencia ante el estrés oxidativo y reduciendo los marcadores de inflamación.
CON ASESORÍA PROFESIONAL
Sin embargo, más allá de los aspectos técnicos, la profesional hizo énfasis en que, siempre antes de iniciar una dieta, se recomienda hacerlo con la asesoría de un profesional, quien de acuerdo a las condiciones de salud física y mental del paciente determinará si puede iniciar el ayuno intermitente. Esta decisión se basará en el resultado de exámenes previos, lo que definirá, por ejemplo, cuántas horas debe dejar de ingerir alimentos, cuántas calorías debe consumir, cuántas veces al mes debe hacer el ayuno intermitente, etc.
“Si una persona quiere realizar un tipo de ayuno, tiene que asesorarse por un profesional, ya que hacer este tipo de ayuno puede generar irritabilidad y una capacidad reducida para concentrarse durante los períodos de restricción de alimentos. Debe contar con exámenes bioquímicos, porque la idea es que no estén alterados (glucosa, colesterol, perfil lipídico, hepático) y, si está bien de salud, no habría problemas, pero (deben tener presente) que no es una dieta a largo plazo…Puede servir para utilizar cetonas en vez de glucosa como fuente de energía y regular el ritmo circadiano, pero no es algo como para hacer para siempre y eso hay que tenerlo muy claro”, concluyó.
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